Tratamiento de la amigdalitis en niños

Diagnóstico

En la infancia, la amigdalitis suele ser más frecuente que en la edad adulta. La razón radica en la mayor permanencia y contacto cercano entre los niños en grupos, lo que facilita la propagación de la amigdalitis. Además, el desarrollo de las amígdalas también contribuye, ya que estas aumentan gradualmente de tamaño desde el nacimiento, alcanzan su máximo alrededor de los siete años y luego comienzan a reducirse lentamente.

Establecer el diagnóstico correcto puede ser un poco más complicado, especialmente en niños pequeños que no pueden describir con precisión su condición. Además, existen muchas enfermedades, tanto en niños como en adultos, que pueden tener síntomas similares a la amigdalitis. Sin embargo, los médicos no deberían tener mayores dificultades para realizar el diagnóstico, y si no pueden establecerlo mediante un examen físico, pueden recurrir a varios exámenes disponibles. En el consultorio médico, por ejemplo, se puede realizar una prueba para detectar inflamación en el cuerpo u otros exámenes que se realicen en colaboración con laboratorios o especialistas, como pruebas microbiológicas, bioquímicas, hemogramas, ecografías, serología, alergología, radiografías, entre otros.

No obstante, la causa más común de la amigdalitis en los niños, al igual que en los adultos, es el estreptococo del grupo A (streptococcus pyogenes), también conocido como estreptococo beta-hemolítico del grupo A. Este tipo de amigdalitis estreptocócica en niños suele ir acompañado de fiebre o erupción cutánea, que es un efecto secundario del estreptococo y suele aparecer unos días después de la amigdalitis.

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Síntomas y tratamiento

En general, los síntomas de la amigdalitis son similares tanto en niños como en adultos. Sin embargo, hay algunas diferencias importantes a tener en cuenta. Los adultos suelen tener más experiencia y pueden reconocer ciertos síntomas, como resfriados o dolor de garganta, y pueden intentar autodiagnosticarse y auto recetarse un tratamiento. Sin embargo, esto no debe aplicarse a los niños, y no se debe retrasar innecesariamente una visita al médico en el caso de los niños.

Es importante tener en cuenta que cada caso de amigdalitis puede ser diferente y que el diagnóstico y el tratamiento adecuados deben ser determinados por un médico. Aunque hay algunas medidas que se pueden tomar en cooperación con el médico, como reducir la fiebre solo si excede un límite más alto de lo normal, es fundamental buscar atención médica para obtener un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.

Recuerda que la amigdalitis puede tener diversas causas, incluido el estreptococo del grupo A, y solo un médico puede evaluar adecuadamente los síntomas, realizar los exámenes necesarios y prescribir el tratamiento apropiado para cada situación.

EXTRACCIÓN DE AMÍGDALAS, la llamada AMIGDALECTOMÍA

Es importante tener en cuenta que la decisión de someter a un niño a una amigdalectomía debe ser cuidadosamente evaluada por médicos especialistas en otorrinolaringología y basada en la situación clínica específica de cada paciente.

Siempre es recomendable buscar segundas opiniones médicas y considerar todas las alternativas posibles antes de optar por una cirugía. En algunos casos, se pueden recomendar tratamientos no quirúrgicos, como el uso de medicamentos para aliviar los síntomas de la amigdalitis recurrente.

Sin embargo, es importante destacar que existen situaciones en las que la amigdalectomía puede ser el tratamiento más adecuado y necesario. La decisión final debe tomarse en consulta con el médico, quien podrá evaluar la frecuencia y la gravedad de los episodios de amigdalitis, así como los riesgos y beneficios asociados con la cirugía.

Cabe mencionar que, si se decide realizar la amigdalectomía, es importante seguir las recomendaciones y el seguimiento postoperatorio proporcionado por el médico para garantizar una recuperación adecuada y minimizar posibles complicaciones.

Recuerda que cada caso es único y debe ser tratado de manera individualizada. Es fundamental confiar en la experiencia y el juicio médico para tomar decisiones informadas y brindar el mejor cuidado posible al niño.

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Niños menores de 3 años

En los lactantes, la amigdalits estreptocócica clásica es relativamente rara. En los bebés más pequeños, es más probable que las placas blancas en la boca sean aftas, aftas o candidiasis, que es una infección por hongos.

Es cierto que la amigdalitis estreptocócica clásica es menos común en lactantes en comparación con otros grupos de edad. En bebés más pequeños, es más probable que las placas blancas en la boca sean causadas por aftas, candidiasis u otras infecciones por hongos.

En los lactantes y niños pequeños, las inflamaciones virales de la garganta son más frecuentes y pueden ser muy dolorosas. Aunque los bebés no pueden comunicar directamente si tienen dolor de garganta, los signos de rechazo a los líquidos y alimentos pueden indicar malestar. Pueden negarse a tragar debido al dolor, llorar al comer o incluso presentar vómitos. En estos casos, se recomienda tener paciencia y ofrecer una dieta líquida o alimentos suaves que no irriten la garganta.

Es importante destacar que en los lactantes, la lactancia materna no se debe interrumpir, ya que proporciona hidratación, alimentación y también puede brindar consuelo al bebé. Además, al igual que en los adultos, el uso de Streptokill puede proporcionar alivio en la garganta. Sin embargo, en el caso de niños menores de 3 años, es recomendable consultar a un pediatra antes de utilizarlo, debido a su contenido de alcohol. Es fundamental seguir las indicaciones y dosis adecuadas según la recomendación médica.

Es cierto que el formato en spray con aplicador oral puede ser beneficioso para los niños pequeños, ya que no pueden realizar gárgaras y succionar podría representar un riesgo de asfixia. Sin embargo, algunos niños pueden resistirse a la aplicación en la parte posterior de la boca, por lo que es importante tener en cuenta sus reacciones y sensaciones después de la primera aplicación.

Recuerda que cada caso y situación son únicos, y siempre es recomendable buscar la orientación de un pediatra o profesional de la salud para el manejo adecuado de la amigdalitis en lactantes y niños pequeños.

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Niños menores de 4 años

Es cierto que los niños en edad preescolar y escolar son más propensos a experimentar amigdalitis recurrente. Esto se debe a que las amígdalas están en una etapa de desarrollo activo y también porque la amigdalitis es una enfermedad infecciosa que puede propagarse fácilmente en entornos con muchos niños en contacto cercano. Las epidemias leves en grupos de niños no son infrecuentes.

En el caso de la amigdalitis estreptocócica, puede ocurrir que un niño sea portador de la bacteria estreptococo del grupo A y transmita la infección a otros niños, incluso si él mismo no presenta síntomas. Sin embargo, es difícil detectar la presencia de estreptococos en niños sanos y obligarlos a recibir tratamiento con antibióticos, ya que ellos mismos no padecen la enfermedad. En tales situaciones, es importante centrarse en fortalecer la inmunidad del niño afectado y en medidas preventivas, como el uso de STREPTOkill, junto con una dieta saludable, estancias junto al mar y ejercicio regular en la naturaleza. Estas medidas pueden ayudar al niño a enfrentar mejor la infección.

Es cierto que existen otros enfoques, como los antibióticos de larga duración durante medio año, pero esta solución es controvertida, ya que puede afectar el funcionamiento del sistema inmunológico natural del niño. El uso prolongado de antibióticos sin garantía de que el estado del paciente no vuelva a ser el mismo en el futuro no parece ser una solución eficiente. La Organización Mundial de la Salud también ha señalado que los antibióticos no son una solución infalible y su eficacia a largo plazo está disminuyendo.

En general, es importante trabajar en estrecha colaboración con un médico, especialmente un pediatra, para evaluar la situación específica de cada niño y determinar el mejor enfoque de tratamiento, teniendo en cuenta la frecuencia y la gravedad de los episodios de amigdalitis recurrente.

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Prevención

La mejor forma de prevención es, sin duda, fortalecer la inmunidad a través de un estilo de vida saludable. Esto incluye mantener un bienestar físico y mental adecuado, realizar suficiente actividad física, tener una alimentación equilibrada y vivir en un entorno saludable. Es importante destacar que la exposición a entornos naturales, como bosques, puede tener beneficios para el desarrollo de la inmunidad.

En relación a los portadores de estreptococos del grupo A en entornos como guarderías y colegios, es cierto que la proporción de portadores puede ser de aproximadamente el 20-30%. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la presencia de estreptococos no significa necesariamente una infección estreptocócica activa o anginas, y por lo tanto no representa una fuente peligrosa de infección y consecuencias tardías.

Detectar todos los posibles focos de infección en un grupo implicaría realizar exámenes bacteriológicos y tratar con antibióticos a todos los compañeros de clase, padres, hermanos, familiares, amigos y personas cercanas en un momento determinado. Esta medida resultaría extremadamente exigente y prácticamente impracticable, por lo tanto, no se recomienda realizarla según las pautas del Instituto Estatal de Salud.

En resumen, es fundamental promover un estilo de vida saludable para fortalecer la inmunidad, pero no es factible ni recomendado realizar tratamientos masivos con antibióticos en casos de portadores asintomáticos de estreptococos en entornos escolares. En cualquier caso, siempre es importante consultar con un médico o profesional de la salud para recibir orientación y tomar decisiones adecuadas para la prevención y el tratamiento de la amigdalitis y otras enfermedades infecciosas.

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